Nulla dies sine linea

18 marzo 2010

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(…) que la dignidad no tiene precio, que una persona empieza por ceder en las pequeñas cosas y acaba por perder todo el sentido de la vida.
'Ensayo sobre la ceguera'

No se puede rellenar de embustes a la instruida soledad, ni evitar enfrentarse cara a cara a su esclarecedora realidad. Algo rondaba cerca, podía sentir la presencia, externa o tal vez interna ¿Qué era aquello que parecía posicionarse al plegar el día cerca de su almohada? Inmensos espacios de miedo. Diana miró a su alrededor, esa oscuridad que cubría todo sobre su cama, y vio el terror de la mentira encubierta. Esa mentira que aumentaba con los días y se alimentaba de sí misma, hasta ahogarle en la certeza de que jamás diría la verdad a su propio destino ni le pondría freno a lo insensato. ¿Es mejor vivir con el constante miedo a no ser feliz que dañar con el cuchillo de la realidad y hacer las paces consigo misma? Mientras se debatía sobre esas cuestiones morales, los espacios de angustia crecían sobre su dormitorio y la iba aprisionando en una cárcel invisible e imaginaria que en días de bochorno la cercaba también en la calle, a la salida de los locales y camino del estudio. Llevar esa carga cerca, agazapada a ojos externos pero instalada en su interior como una agotadora okupa, la convierte en reo de sus miserias, y aunque sabe que la verdad la hará libre prefiere esperar a ver que le depara la estabilidad fracasada y evitar así los daños de varias confianzas perdidas. Comprendía que su manera de actuar también había sido una vía para la salvación, pero ahora la visión de las pasiones agotadas le sonreía fríamente desde el rincón de su cuarto, con una insolente mueca de arrogancia. Recordar, olvidar, crecer, desechar. Ella creía en una justicia más alta que las de los hombres, pero no le atormentaba arder en llamas por salvaguardar un supuesto honor inexistente. En el límite del entendimiento y de la conciencia, Diana comprendió que, pese a todo, era mejor vivir bajo la tensa pero llevadera calma de una mentira vigente que arriesgarse a sufrir el desprecio por una sinceridad necesaria.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Oh Roberto!! Increíble relato... tienes una habilidad increíble para escribir estos relatos ficticios, eso denota una gran capacidad empática con las distintas situaciones.

Parece que hablaras desde el epicentro de la hitoria de Diana, sin embargo no lo has vivido. Me dejas con la boca abierta una vez más porque cuando leo tus relatos acostumbro a idenfiticarme con los protagonistas y siempre me guardo alguna de tus frases que me llega dentro o me hace reflexionar, y de cada texto sonsaco algunas pinceladas, pero esta vez no... esta vez ha sido un PLENO!!

Diana actúa de manera similar a Burbuja. Ellas mismas se encarcelaron y son burladas por su insana elección, pero están convencidas de que el esfuerzo valdrá la pena para sentirse útiles. Burbuja, al menos,va llegado al final de ese tramo del camino del autoengaño. Tal vez esté llegando a un nuevo puerto, tal siga otro tramo más buscando la respuesta a su real necesidad...

"esperar a ver que le depara la estabilidad fracasada y evitar así los daños de varias confianzas perdidas"
Esta frase me ha desgarrado algo por dentro. Conozco esta sensación perfectamente, pero no habría sabido hacer un juicio tan bueno al respecto, ni siquiera en aquellos momentos de flaqueza en los que te introspeccionas para tratar de ser consciente de qué es lo que realmente estás haciendo y por qué el alma se resquema ante tales situaciones.

La estabilidad fracasada.. puede convertise en un caos de por vida. La estabilidad es una constante reclamada que es ansiada por muchos y tornada en aburrimiento por otros... la estabilidad fracasada es una piedra en el zapato que tardará en desaparecer y hará herida durante un largo tiempo.


Dianna debe mejorar su autoconcepto y así ser capaz de darse la oportunidad de recuperar su esencia, el sustrato de su personalidad, sabiendo escucharse a sí misma.
Una cosa es saber y otra cosa es actuar en consecuencia a lo que sabes, y Diana, como dices, "...comprendió que era mejor vivir bajo la tensa pero llevadera calma de una mentira.." en lugar de afrontar el reto de ser libre.
Precisamente esos daños de confianzas perdida a los que, sabiamente has hecho mención, son los que originan esa "mentira vigente", ese autoengaño que no hace más que crear una bola creciente de frustración que te hace ser cada vez más vulnerable.
Pero cuando te quedas al desnudo contigo misma, con esas pasiones agotadas que sonreían fríamente desde el rincón del cuarto de Diana, acaban por mimetizarse con el angelito y el diablo de la conciencia humana, el "yo" y el "super-yó" de la teoría de la personalidad de Freud. Se mimetiza porque es algo que siempre tendremos en la conciencia, es el prisma através dell que se mira en está situacion, son los fantasmas de los que no te librarás ni siquiera un día lleno de buenas nuevas. Cuando llega ese momento en que ya interiorizas tus fantasmas, de tanto en tanto, tras haber esperado su turno, te gritarán al oído con ronca voz aquello que ansías y que sabes que no tendrás si sigues arrastrando la misma situación.
Llega ese momento en que estás harta de tanto grito interior, y se te mueve algo por dentro que te empuja a salir a flote. Con el motor ya encendido, solo falta conducir hacia la dirección correcta.. llegar al nuevo puerto o continuar otro tramo del trayecto por conservar la estabilidad desestabilizadora de su ser.

Diana, lo logrará, estoy segura :) Todos tenemos un límite, menos mal.

PD: Siento la envergadura de mi comentario, pero tenía que decirlo, de hecho me he explicado muy mal, querría decir tantas cosas... aunque no sé si en realidad lo que haría sería decirmelas a mí misma jeje como siempre.

PD2: Muchas felicidades, de verdad..

Unknown dijo...

Cuando la estabilidad fracasa, y te habías amoldado a ella cambiando algunos aspectos de tí y enfatizando otros, el miedo te paraliza pies y manos porque tienes miedo a descubrir en qué te has convertido y a afrontar la libertad.