Nulla dies sine linea

23 marzo 2010

Grilletes

Quizá la idea de "Hacerse un porvenir" sea la que haya castrado más gente en este mundo, pues hacerse un porvenir significa hipotecar el presente, y resulta siempre que ese porvenir no llega nunca, y en pos de esa quimera se han desperdiciado la juventud y la vida.
El porvenir tan sólo llega el último día de nuestra vida, en el último minuto, y lo queramos o no, detrás del porvenir no hay nada.

'Anaconda' , Vázquez-Figueroa

A ella sólo le dije que sus propuestas eran ridículas, que se bajara de esa carroza de cenicienta y no me hablara con tantos años de anticipación de supuestas bodas y demás insensateces. A ustedes les diré que me llamo Fernando y necesito y debo confesar que con 18 primaveras no puedo permitirme el incauto lujo de andar siempre alzando la vista para echar cuentas hacia los años del horizonte, tocándolos, imaginándolos como bolas de un rosario y aplicar sobre ellos unos objetivos de proyección perversa.
La ansiedad que provoca ser dependiente de un orden social y supuestamente moral establecido que me restringe sólo se puede poner freno con el “ya se verá” y la tranquilidad como forma de vida y prioridad existencial. Hay demasiado ignorante infeliz embrutecido por un título universitario y un estatus, que sólo le coarta y le amarra a las restricciones que él mismo se impone y sus ingenuas expectativas de futuro. Un día todo lo que creía sólido se viene abajo y no sabe cómo encajar el golpe, se quedan perdidos por haber confiado en estructuras de papel, en planificar sueldos y también emociones, ponerle coto y fecha incluso a los sentimientos.
Mi objetivo es acabar cuanto antes con lo que quise (necesité) estudiar y después tener la certeza de que la maleta espera en el interior de un armario, y ella sospecha que quiero tomar cada pedazo de aire de todos los lugares que interiormente me solicitan, negar la existencia de un destino para todos los hombres y sólo yo buscarlo en cada rincón, con pisadas sobre tierra fértil que me vayan dirigiendo de una estancia a otra, de miradas y olores, de despedidas y aeropuertos, pieles errantes de mujeres que con el tiempo pasen a formar parte de un recuerdo rememorable a través de una sonrisa, mujeres que no esperan promesas hipócritas de quien tiene toda la vida por delante y un cargamento de inquietudes en el equipaje de sus perspectivas.
Ser auténticamente libre con la asistencia de mi talento, con el apoyo del amor fraternal pero sin que dependan de mi prolongada estancia en casa. Me niego a que la vida dance imparable por delante de mi ventana y no la siga en su exuberante baile sólo por estar programando esa estabilidad que me lleve al tedio vital. Resignarse es algo que no va conmigo. Resignarse a lo que te dan hecho, por seguir la inercia de los años, resignarse a aceptar lo que ya tienes o puedes tener, resignarse a una mediocridad insana por no enfrentarse.
Voy a morder con devoción el asfalto de todas las carreteras que tenga que atravesar y empaparme con el olor a acero de los raíles de las estaciones de tren en las que detenerse. Coger sin miedo un barco que zarpe a mares gélidos, moverse porque sí. Ponerse a recapacitar mirando la inmensidad del océano desde la proa de ese buque. Ir leyendo acodado en la ventanilla de un autobús, guardar libros en el equipaje, establecerse en cualquier rincón que el alma solicite. Comprender el mundo exterior para así entender el interior.
Observar y nutrirse en esas culturas que tanto nos extrañan, pasear por paisajes envolventes, y dormir en buenos hoteles en malas compañías. Entrar en los cines más solitarios y los ciclos de los nostálgicos. Ingerir los licores típicos y los clásicamente cotidianos; me atraen deliciosamente las barras de cualquier país en las que beber y brindar por la juventud y su tantas veces corrompido tesoro. Probar, experimentar, guardar. Posibilidades que el mundo propone y a las que ponerle los grilletes sería muy insensato para cualquier persona que anhele exprimir el jugo de todo lo que se nos ofrece.
Y hallar sin buscar, ni siquiera presentir la llegada. Larga es la experiencia para saber que ignoro el momento en la espiral del tiempo en que se presente el rostro y personalidad que amar definitivamente. Así, tal vez en un lugar apartado en medio de la travesía estés y te encuentre, simplemente suceda; cansado y con ganas de un sedentarismo que supuestamente conlleva la madurez, plantar raíces junto a ti y continuar en armonía ese rumbo jamás planeado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

"Te llaman porvenir porque no vienes nunca"

Anónimo dijo...

chapó rober

Anónimo dijo...

:) Aún queda mucho por descubrir...