Nulla dies sine linea

16 enero 2011

Muerte


La monotonía la mató. No fue Sara, ni los insultos que aparecieron hacia el final ante nuestra sorpresa, ni sus coqueteos con el compañero de trabajo, ni mi líbido subida con mi compañera de oficina. Fue la monotonía. Ella mató nuestra relación. De un disparo al corazón.
Después de seis años nos desgastamos, nos desenamoramos sin reclamarlo, nos fundimos en la rutina hasta ahogarnos en ella. Y es que lo dejamos estar hasta que se pudre, como una manzana cortada abandonada sobre una mesa.
No había nada que no supieramos el uno del otro, no había sorpresas ni secretos, no existía la emoción ni el fulgor de morder unos labios hasta sentir el sabor a sangre. Fuimos tirando de las reservas de cariño hasta agotar su capital.
La culpa fue mía. La culpa fue de ella. No supe renovarle la sonrisa cada día, no atendí las llamadas de cambio, ni improvisaba ante sus intenciones, no la sorprendía cuando llegaba el fin de semana, no la protegí por sentirla segura.
No supo comprender mis aficiones, no quiso indagar en mis tormentos, no quería ser cada noche en la cama una persona nueva.
No fui el hombre que supuso que sería, no hice que cada vez fuera la primera, no llamaba a las puertas de su corazón para decirle un te quiero que no viniera a cuento.
No me daba besos imprevistos, no llamaba para saber cómo estaba cuando salía un par de días por el curro, no se inmutaba cuando me veía encendido y con ganas de hacer el amor.
No le acariciaba el pelo mientras dormía, no hacía caso a sus gestos de reproche mientras yo veía el fútbol, no le dije vístete esta tarde nos vamos por ahí.
No respondía cuando le hablaba emocionado, no hablablamos cuando llegaba cansada del trabajo, no me cocinaba mi plato favorito por sorpresa.
No le dije eres la mujer más hermosa del mundo, no salíamos con otras parejas, no abarcaba sus pechos con ternura mientras decía que la adoraba.
No dio el 100%, no se escondía para recibir los mensajes de otros hombres, no se cortaba para hablar con su ex, no entendía mis celos, no daba importancia a mis suspicacias.
No supe recordar la fecha de su cumpleaños, me olvidé de nuestro aniversario, no pude decir en qué día la besé por primera vez, no le enseñaba demasiado.
No me regalaba nada sin pedirlo, no me llamaba cuando se ponía a ver una película por su cuenta, se ponía a leer una revista después del sexo.
No supe amarla, no quise mantenerla, no conservé el esplendor en la hierba, hice que la intensidad de los primeros meses pasara a ser un recuerdo incómodo si lo comparaba con el entonces, dejé morir lo mejor que tenía, lo mas bello que me había regalado la vida, lo único que hacía mover mi corazón.

1 comentario:

Clementine dijo...

Estoy llorando..
estaba leyendo esto mientras escuchaba :
http://www.youtube.com/watch?v=PRVBlyTlNUQ
Tan cierto todo, hoy más que nunca me han llegado tus palabras.
Escribe que aquí tienes una fiel lectora.

:)