Nulla dies sine linea

22 diciembre 2008

Estaré

Dejándome llevar por la vida al ritmo que entre los dos marquemos, pactando con ella mis tiempos y sus correas. Así permanezco.
Me ofrece un poco de lastre para que vaya imaginando y patinando a la vez, y de vez en cuando yo le doy en los morros con mi jovial juventud y la nula necesidad de presión. Y le hablo al porvenir de la certeza del amor también, sin que me irrite la piel la necesidad.
Me siento como un viajero a bordo de un tren, asomando a la ventanilla, contemplando paisajes plácidamente, viendo surcos pasar. Y es un viajero sin prisa, que mira cada pradera y cada estación, sin ganas de llegar a destino, sabiéndose con el tiempo en sus manos, degustando pausado.
Hay paz en mis pasos, destellan luces en mi interior entre alegría y expectación. Me noto en armonía con mi futuro, con su bella perspectiva, con la segura venida sin necesidad de búsqueda, porque espero con calma esa persona que vuelva a latir dentro de mí, esa perfecta conjunción; y no hay urgencia en mi camino, sólo seguridad, pues soy consciente de que llegará, tarde o temprano, la mujer con la que soñar despierto, las manos adecuadas que arañaran el corazón y recorrerán mi pecho, que me harán vibrar de nuevo y amar, por eso sonrío tranquilo al mirar el horizonte. Ella aparecerá por allí algún día y yo estaré entonces.

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