Nulla dies sine linea

13 julio 2011

Enmudecer

¿Dónde estarán todas las cosas que quedaron por decir? Seguramente perdidas en algún lugar a punto de morirse de sed y pena, tiesas como la mojama. En determinados momentos de nuestra perra vida el silencio puede hablar más que cualquier explicación o excusa, un silencio largo como una sombra que envuelve y entierra el último trozo de ti. Cuando la nube empiece a clarear ya no dolerá, anuncia el renacer de las nuevas épocas. Pero seguiré pensando cuáles habrían podido ser esas palabras, ese discurso, esa conversación que nunca será concedida. Te conozco lo suficiente para saber que no tengo la más mínima oportunidad de volver a escucharte cerca de mí, hablando despacio y seguro de ti mismo, mirándome con dulzura.
Pienso en ti, Miguel, y cómo al final no te abstuviste de dedicarme una sonrisa despectiva, más de compasión que de menosprecio, una sonrisa del que se sabe por encima de destinos o de la propia vida escrita, escrita para representarme en el papel de esposa honesta; del que es capaz de reírse de todo eso con un golpe de cara angelical y sarcasmo, para después marcharse como si nada.
Para ti todo necesitaba obligatoriamente una motivación, un porqué, y comprendías que una mujer pudiera buscar apoyarse en algo que fuera más solido que el amor, pero comprenderlo no te libraba de despreciarlo, pues no creías que hubiera razones más poderosas que el amor. Pero en la partida demencial de la existencia entran en juego muchos factores, y no siempre jugamos con los que más nos gustaría. Palabras como ambición, miedo, beneficio, conveniencia, estatus, seguridad, adiestramiento, interés, oportunidad, también están dentro de la baraja.
Tú pensaste que podías solucionarlo todo con el amor, Miguel, y esa ingenuidad fue la que te hizo darte el golpe. Pero sigues empeñado en vivir en busca de ello y es respetable; luego llegó el silencio y las cosas que quedaron por decir. No las oigo pero puedo notar tu indiferencia y tu repulsa en ese silencio abultado, tan lleno de odio altruista y natural, odio que emerge de lo más profundo de ti, que yo sé te acompañará siempre aunque ni lo notes, que habitará en algún rincón apartado de tus entrañas, y alguien sabrá intuir en tu mirada cualquier noche que vuelvas a observar con desconfianza y a hacer preguntas en principio extrañas pero que para ti signifcarán mucho y muy concreto.
Lo llevarás dentro como llevas todas las cosas que fuiste, todo lo que viste y que perdiste, las veces que triunfaste sin que nadie te regalara nada o cuando te enfrentaste a todo lo que se oponía a tu desarrollo vital con ese encanto de pelear por ello hasta entregar el sable, poseyendo la certeza de que estabas vencido de antemano. De la misma manera que no olvidas el rostro de la primera persona que te besó ni reniegas de los sentimientos calcinados, que recuerdas los aromas de pieles y paisajes dentro del encuadre de tu felicidad. Es tu marca imborrable, es tu destino marcado a fuego por tanta intensidad en el amor y en la traición.

No hay comentarios: