Nulla dies sine linea

04 marzo 2011

Elogio del individuo

Soy el héroe de mi vida, mi mundo el primer papel.

Durante mucho tiempo, Rhett Butler, Clark Gable en Lo que el viento se llevó, fue mi ídolo de carácter y raza. Mi abuela decía que era su película favorita, pero siempre se quedaba dormida en algún momento del largo metraje, mientras yo aguantaba por ver la escena final. En el momento en que Gable decía "francamente, querida, me importa un comino" se convertía en mi héroe moral, mandando a paseo a aquella cría caprichosa, egoísta y que se casaba siempre por interés. Ella juraba recuperarle en ese epílogo abierto, pero yo confío en que él no volviera, que no cedería a su chantaje de cara bonita, que le martirizó todo el tiempo con el otro, el otro, el otro...Gable era un hombre con muchísima dignidad que merecía toda mi admiración, coger esa puerta y no volver la vista atrás.
Ya lo empecé a entender mucho más con el tiempo. Esa autonomía que conservamos, el individualismo salvaje que nos arrastra por las arenas del tiempo por bares, pieles y países.
Cuando da la madrugada y salgo afuera de las barras, con la agradable tibieza de la noche, y pienso en las lunas que vendrán, en los momentos de vivir a nuestra manera, con esa pasión adscrita a todo lo que hago, de recorrer aeropuertos una y otra vez, de disfrutar del viaje sin volverse loco con la llegada, ese final del trayecto y de todo. Cargar una mochila y lanzarse a un país desconocido, es apasionante, buscar la agradable compañia de las barras de los bares, de que el futuro sea sólo una palabra más.
Conocer tantas bocas ajenas, buscar arena de playa bajo el asfalto, intentar tocar los atardeceres, luchar con la joven convicción de un mayo francés, encontrar en páginas las palabras, las hojas de la maleta de un libro misterioso entre las tapas; el sabor del mar, no conformarse con menos, coger ese tren, envolverse en la contradicción, ese fracaso que nos une, vivir deprisa y sin prisas, no tejer más sueños sin fruto, recolectar gotas del rocío, cargado de historias, un olvido sin llantos.
Ser felices, tú y yo, por una noche, ser todas las noches que me quedan, y dar gracias al próximo día que vea tu cara, ver en tu sonrisa mi estrella, echarte de menos con el calor de un trago, atender las peticiones de romper con todo de mi alma, ser el que siempre regresa a su ciudad, saltarse las fronteras con un pasaporte a algo nuevo, darle cariño a quien lo pida, ser mi única razón, matar a todos los fantasmas, limpiar el corazón con nuevos sabores, comer tu cuerpo sin temor, ser indecente, acusado de robar las horas de los años del tiempo perdido; ser deslumbrado por las luces del alba, ponerle los cuernos al sol, sentir cada cosa que se hace, no olvidar tu olor, purgar la juventud, ser envidiado siempre con una alegría en el rostro.
¿Quién necesita a una Escarlata O'Hara que nos retenga en la apatía de la rabia? ¿Lo hueles? Huele a libertad.

1 comentario:

suerte y azar, com, co. dijo...

Hola te vi en el foro de literatura y quise pasarme por tu blog, para echarle un vistazo.
Me gusta como escribes, un poco oscuro, el color, creo que se veria un poco mejor,con algo de colorido, claro que no tengo ni idea de nada, solo es una opinión.
Me encantaria verte por el foro y que nos acompañaras con tus comentarios.
Un afectuoso saludo.