Nulla dies sine linea

12 octubre 2009

Dicen

Dicen que te vieron, con los años que pasaron, caminado por la calle con la mirada perdida. Dicen que hace mucho que no preguntas por mí, que nada sabes desde que me casé, que has perdido la esperanza de la felicidad. Cuentan que en la busca de tu anhelada estabilidad encontraste el fracaso. Dicen que pese a todo te alegras de mi éxito, que sea feliz. Que te pasaste un invierno recorriendo los mismos bares que siempre, buscándome aunque sabías que no ibas a encontrarme.
Que la vida derribo tu puerta y te enseñó duras lecciones, que el tedio terminó por arruinar tus expectativas, que caíste en el desencanto, que más de lo mismo al final fue demasiado para ti. Dicen que lo vas a dejar, que no soportas más pensar en pasar así el resto de tu vida, que ya hace mucho que no sabes lo que es estar enamorada.
Cuentan que en el trabajo no eres la misma, que los compañeros no te pueden ver porque no se puede hablar contigo, que desprecias a los hombres, que siempre tienes cara de cansada. Dicen que ninguno te consiguió sacar una sonrisa, que nadie se te acerca en los bares porque ni siquiera les miras, que no tienes ganas de empezar nada nuevo.
No sabes lo que vas a hacer, las puertas se te cerraron, que el único auténtico sentimiento que tuviste, que te colmó de satisfacción, hace tiempo que no lucha por ti.
Que estás aburrida de las mismas comidas, de las mismas reuniones, de perderte en discusiones, que nada te llena, que el amor fue una ilusión pasajera, que la convivencia fue más dura que la cantidad de años en la que te escudabas, que la confianza derivó en desinterés y rutina.
Dicen que las viejas amigas se han olvidado de ti, centradas en sus vidas de marido y oficina, que todo el mundo alaba a la pareja perfecta, qué cuanto se quieren, pero os ven mejor en la distancia. Ya no hay copas en casa ni música que bailar. Nadie conoce las intimidades del dormitorio.
Cuentan los más sensatos que cuando lanzas una mirada hacia atrás piensas en el amor que se consumió por no saber controlar su fuego, olvidado en un cenicero a la espera de decidirse a darle largas caladas. Que todo es gris hacia delante y que de los mejores momentos de tu juventud no conservas más que unas líneas perdidas que testifican que existió hace mucho tiempo un puño que descargaba tinta repletas de amor, con la certeza de la esperanza y la ilusión de un para siempre que cambiara tu vida.

No hay comentarios: