Nulla dies sine linea

14 septiembre 2007

La novia

No era una relación pasional ni decoraba sus rutinas con sugerentes cenas y sorpresas entre plato y plato. Tampoco la llamaba sinmás a mitad de mañana desde el trabajo para decirle palabras dulces, ni hacían escapadas románticas de fin de semana a paraísos rurales con hoguera de leña. Pero le daba una estabilidad emocional y mental de la que antes carecía. Había puesto calma a su vida después de varios breves y polémicos idilios que dejaron su alma en cuidados intensivos. Ahora disfrutaba de una apacible normalidad que una chica poco celosa y reservada le daba. Por fin se sentía algo importante. Tenía un empleo estable y un BMW casi terminado de pagar en propiedad. El broche que le faltaba era este estable noviazgo que completaba su agenda de cara a una existencia ordenada. Perfecta para presentar en sociedad, saciaba todas sus necesidades básicas y sus malos ratos de aburrimiento. Por eso enmudeció el corazón de ella cuando su inevitable pregunta le pilló en un día de esos que te levantas demasiado sincero. "¿Me quieres?". "No, ni falta que hace."

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