Nulla dies sine linea

13 octubre 2007

En naranja



No me dejes solo, le suplicó en aquella callejuela sin luces entre hedor a pescao. No quería tener que regresar en soledad a ese tugurio lleno de ideas contradictorias que era su cabeza, y tener que lidiar con los fantasmas de siempre.
-Yo te he dado mi vida- le reprochó ella- y tu me has dado 3 folios escritos malamente con tu estilo de siempre y todo ese rollo de palabras rimbombantes, que ya no cuela, que eres un capullo. Esa fue la frase terminal con la que puso punto y final. Pero para él no exitían tales, si acaso los puntos y aparte. Ella era consciente de que iba volver a las andadas, no hoy ni mañana, pero sabía que él volvería con su mueca burlona y su cara de golfo, que haría una jugada maestra de las suyas, porque acababa de menospreciar sus escritos pero en el fondo le encantaba. Y sabía como nadie atacar sus puntos más vulenrables. Entrar en su alma por la zona más débil. Tocada y hundida.
Es el juego del gato y el ratón. Los siguientes días se dedicaría a ignorarla, a hacerse el indiferente y el inquebrantable. Procuraba pasar la mayor parte del día ocupado en sus tareas de contabilidad y leyendo alguna novela para no pensar en sus ojos negros. Evitaba masificadas emisoras que taladraran con empalagosas y cansinas canciones de amor, que aunque detestables, seguro contendrían alguna frase que le recordaría a ella. El primer fin de semana fue directamente al suelo. No llegó ni al segundo bar. Un taxi lo bajó a casa y a duras penas entró por la puerta y se introdujo en la cama vestido. Dicen que el estado emocional influye a la hora de pillar las cogorzas. Puede que sea cierto.
La noticia de que tenía novio no le afecto apenas por el echo de que era bastante orgulloso y seguro de sí mismo y consciente en su prepotencia de que no era mejor que él. Tuvo su época en que derrumbaba mujeres solo con la mirada, ese carisma especial que lo hacía totalmente irresistible, su manera de escribir y de amar...no, no era posible que aquel tipo superase eso. Nadie elije de quién se enamora per aún así estaba tranquilo, viendo la nueva relación de su chica desde una posición de superioridad que le encantaba. Era como un coleccionista observando su maqueta, su casita de juguete con sus diminutos habitantes en el interior, y miraba con cierto aire de recochineo. Y era una vista plácida. Solo era cuestión de tiempo, de esperar y ver como se desarrollaban los acontecimientos, ella acumulaba demasiados hombres en su vida para lo breve de la misma y con este no iba ser diferente.
Pese a todo, había recorrido tantas noches su moreno cuerpo que al llegar el crepúsculo la oscuridad le lanzaba de nuevo a pernoctar sentado frente al ordenador, visionando películas antiguas y bebiendo bourbon hasta caer redondo sobre la silla. Pero había algo de placer en eso. Le gustaba ese período, ver cine y beber, sin más contacto con el mundo real. Cuando tuviera la suficiente fuerza saldría al exterior y la recuperaría.
Aquella tarde-noche Dark as the dungeon de Johnny Cash sonaba en la minicadena. En el ordenador algún operador le conectaba con el servicio de mensajería instantánea. Y el nik de ella saltaba de la pantalla como una provocación a prueba de fuego y hielo: Sola en casa.
Con sangre fría abrió su ventana y tecleó: Voy a ir.
Salió pitando a la cocina pues había olvidado la lasaña en el horno. Estaba practicamente chamuscada. Cuando volvía precibió una luz naranja parpadenado en la pantalla del PC en señal de mensaje. Agarró el ratón y observó lo puesto: Lo sé.



Corrientes 3 4 8, segundo piso, ascensor,No hay porteros ni vecinos, adentro cocktel de amor. Pisito que puso Maple, piano, estera y velador. Un telefón que contesta, una fonora que llora, viejos tangos de mi flor y un gato de porcelana para que no maulle el amor.- Carlos Gardel

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